La segunda regla fundamental1. Ricardo Seldes

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No sé, no quiero saber

Lacan ha señalado en el Seminario 11 que la transferencia es un fenómeno que incluye juntos al sujeto y al psicoanalista: "Dividirlo mediante los términos de transferencia y contratransferencia, por más atrevidas y desenfadadas que sean las afirmaciones sobre el tema, nunca pasa de ser una manera de eludir el meollo del asunto"2.

Desde las primeras épocas de la experiencia creada por Freud, los practicantes se preguntaron, no sin valentía, de qué maneras el ser del analista juega como elemento no despreciable en los efectos del análisis. Lacan ubica ese nudo en el Seminario 21 en términos de que "el analista deber saber bien a qué atenerse acerca de su relación con el saber, hasta donde es regido por la estructura inconsciente que lo separa de ese saber tanto por la experiencia que de él ha hecho en su propio análisis como por lo que mi decir (el de Lacan) puede proporcionarle".3
Partimos del interrogante acerca de qué tipo de comunicación existe entre la posición del analista y la posición del analizante. Es para nosotros un punto de partida. De qué manera el estatuto de analista sostiene su estatuto de analizante.

Lo central en el psicoanálisis es el "no sé", en particular en la urgencia, un no quiero saber que hay conquistar y captar en sus efectos. Para Lacan enseñar a los otros no tiene valor si no es a la vez analizarse a sí mismo. Eso es lo que Lacan decía cuando pretendía enseñar en tanto que analizante.

Miller ha sostenido en su conferencia en el Teatro Coliseo4 que la comunicación analista-analizante ha producido una enfermedad en el psicoanálisis: "no una enfermedad infantil, una enfermedad adulta que es el análisis de la contratransferencia. Esta es una doctrina según la cual el analista se debe analizar al mismo tiempo que analiza a otro. Se ve la comunicación de esos dos estatutos y muchas veces los casos clínicos que se presentan son más del analista que de su paciente. Son los que piensan aprender del paciente a partir de su autoanálisis. Para nosotros, es a la inversa, uno debe ser analizado suficientemente para no poner su inconsciente en juego en su trabajo como analista y además controlar, la supervisión se impone para verificar que su propio inconsciente no interfiere en la dirección de la cura". Lacan se preguntará qué debe ser el Yo del analista, qué lugar darle a la subjetividad del analista en el discurso analítico.

Lacan con Ferenczi

Para trabajar este problema, en "Variantes de la cura tipo" de 1953, Lacan ha calificado a Sandor Ferenczi como "el autor de la primera generación más pertinente para cuestionar lo que se requiere de la persona del psicoanalista, y especialmente para el fin del tratamiento"5. En el mismo apartado recordará lo que Ferenczi ha llamado la segunda regla fundamental: "el psicoanalista debe ser un psicoanalizado" en su texto "Elasticidad de la técnica psicoanalítica", de 1928, donde el húngaro dirá que sería preciso realizar una metapsicología de los procesos psíquicos del analista durante el análisis.6

Se hizo una lectura errada de Ferenczi. Para él no se trata de analizarse con el paciente sino de captar qué ocurre con el analista en su acto. En general suele suceder a posteriori.

Ferenczi planteará que "su balance libidinal muestra un movimiento pendular que le hace ir y venir entre una identificación (amor objetal en el análisis) y un control ejercido sobre sí, en cuanto que es una acción intelectual. Durante el trabajo prolongado de cada día, no puede en absoluto abandonarse al placer de agotar libremente su narcisismo a su egoísmo en la realidad en general, sino solamente en imaginación y por cortos momentos. No dudo que una carga tan excesiva, que encontraría difícilmente su igual en la vida, exige tarde o temprano la elaboración de una higiene especial para el analista"7.

Ferenczi continúa: "En realidad tengo el sentimiento de que, tras la introducción de la segunda regla fundamental, las diferencias de técnica analítica están en trance de desaparecer"8. Es la conclusión a la que llega luego de decir que "cualquier persona que haya sido analizada a fondo, que haya aprendido a conocer completamente y a dominar sus inevitables debilidades y particularidades de carácter, llegará necesariamente a las mismas constataciones objetivas, en el transcurso del examen y del tratamiento del mismo objeto de investigación psíquica y, en consecuencia, adoptará las mismas medidas tácticas y técnicas"9. En una palabra, basta de técnicas, se trata del propio análisis y la supervisión. Residuo aún no resuelto de la ecuación personal.

Acá es donde importa esa relación entre el análisis y la transmisión que plantea Miller, ya que la enseñanza implica no solamente poner en juego el saber de la buena memoria, la locuacidad y lo bello del decir erudito, sino que ponemos en juego lo que se nos dificulta en la práctica y que podemos atribuirlo a cuestiones no analizadas o no del todo analizadas.

Tacto y evaluación

Lacan va a puntuar algo esencial sobre Ferenczi, y es que tanto el llamado tacto del analista (Einfühlung) "sentir con", así como la evaluación (Abschätzung) que hace de su práctica, no deben provenir de otra parte que del preconsciente. Lacan va a decir que lo que se promocionaba como la contratransferencia, no es de lo que Ferenczi habló. En un analista bien analizado, los procesos de "sentir con" y de evaluación, se desenvolverán no en el inconsciente, sino a nivel preconsciente. La posición analítica no exige del analista sólo el control riguroso de su propio narcisismo, sino también la vigilancia extrema de las diversas reacciones afectivas.

Sugiero la lectura del texto de Ferenczi y sólo mencionaré dos de sus recomendaciones:
"Una de las reglas más importantes del análisis consiste en economizar interpretaciones, en no decir nada superfluo en general; el fanatismo de la interpretación forma parte de las enfermedades iniciales del analista. Cuando se superan las resistencias del paciente mediante el análisis, se llega a veces a estadios en que el paciente realiza todo el trabajo de interpretación prácticamente solo, o con una ayuda mínima.

Las advertencias prodigadas anteriormente me llevan también a precisar otro punto de vista ya expuesto en este artículo. Se trata del pasaje en el que se dice que un análisis de carácter, implica ir más allá del final clásico, suficientemente ponderado, debe desembarazarse de cualquier tipo de Superyó. Un espíritu excesivamente riguroso podría interpretar esto diciendo que mi técnica quiere privar a las gentes de todos sus ideales. En realidad mi combate se orienta contra la parte del Superyó que se ha vuelto inconsciente y por ello ininfluenciable; naturalmente no tengo nada que objetar a que un hombre normal conserve en su preconsciente determinada cantidad de modelos positivos y negativos. Sin embargo, es cierto que ya no tendrá que obedecer como un esclavo a ese Superyó preconsciente, como antes lo hacía a la imagen paterna inconsciente"10.

Concluimos con lo que Miller señaló en la misma conferencia mencionada, con respecto a que el sinthoma no es el psicoanálisis, sino el psicoanalista. Mientras el psicoanálisis resulta sospechoso de remitir a una cierta abstracción, el analista, por lo menos, digamos esto en términos de lo imaginario, aporta su cuerpo, es lo menos que puede hacer.

A menudo, por otra parte, vale más que se contente con eso, porque cuando se dedica a aportar su pensamiento contratransferencial, ya no queda más espacio para nadie, ni siquiera para él mismo.

Una enseñanza para éste y para todos los tiempos.

  • Texto presentado en el Seminario de PAUSA asociado al ICdeBA "Lo que las urgencias enseñan al psicoanalista: impasses y respuestas de la transferencia".
  • J. Lacan, El Seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, p. 239.
  • J. Lacan, El Seminario, libro 21, Los no incautos yerran, clase del 19/3/1974 (inédito).
  • J.-A. Miller, En Conferencias Porteñas 3.
  • J. Lacan, "Variantes de la cura tipo", en Escritos t.1, Buenos Aires, Siglo XXI editores, 1985. Apartado "Del yo en el análisis y de su fin en el analista".
  • S. Ferenczi, "Elasticidad de la técnica psicoanalítica", en www.psicoanalisis.org
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