El siguiente texto forma parte del programa de trabajo del Seminario Anual de PAUSA, que lleva por título "Sintomatizar la urgencia" 1. Antes de empezar, y siguiendo la indicación milleriana de detenernos en los títulos 2, se nos impuso, como equipo de trabajo de investigación, dilucidar qué es sintomatizar. Es ese el marco de esta elaboración.
Sintomatizar la urgencia, situar, poner en forma, hacer el par, subjetivar, son verbos que habitan el campo semántico de la urgencia. Un verbo se distingue de un sustantivo porque implica una acción; no es lo mismo decir "el síntoma en la urgencia" que "sintomatizar la urgencia".
Si sintomatizar es una acción, ¿quién la lleva a cabo? Se trata de una acción conjunta. Lacan dice en el Seminario 12 3 que el clínico no sabe más que la mitad del síntoma. Lo dice del siguiente modo:
El síntoma. Sería necesario definirlo como algo que se señala. Como un sujeto que sabe que eso le concierne, pero que no sabe lo que es. En qué medida podemos nosotros, analistas, decir que estamos a la altura de esa tarea de ser aquel que, en cada caso sabe lo que es. Nada más que en ese nivel, ya se plantea toda entera la cuestión del estatuto del psicoanalista.
El saber está del lado del analizante, se trata de ese saber no sabido que es señalado por el analista. "Sintomatizar", entonces, ¿podría pensarse como la conjunción entre ese señalamiento y la elucubración de un saber? Es en este nivel en el que se plantea el estatuto del psicoanalista y en el que emerge un sujeto. Esto abre otro campo de investigación, que nos invita a preguntarnos si es posible considerar al sujeto por fuera del concepto de síntoma.
Señalar y esclarecer
Jacques-Alain Miller 4 toma la conferencia que da Lacan sobre el síntoma –en 1975, en Ginebra–y relee, a partir de ella, dos conferencias centrales de Freud sobre el tema 5. Allí Lacan sostiene que el aporte de Freud consistió en dar cuenta del sentido de los síntomas a partir de su interpretación, por medio de la cual se establece el vínculo entre ellos yla realidad sexual.
En la "Conferencia 17" 6 se mencionan dos ejemplos clínicos: el de la dama del mantel, donde el síntoma está en lugar del nombre del sujeto y, por consiguiente, es metáfora del sujeto; y el de Juanito, en el que el síntoma es metáfora del Otro 7. En ambos casos podemos decir que el síntoma es sustitución, es metáfora, pero puede serlo tanto del sujeto como del Otro.
Antes de abordar la primera viñeta clínica, Freud se refiere a un "penar estrafalario" 8 en relación a los síntomas obsesivos en los que los enfermos no pueden hacer otra cosa que desplazar la obsesión, pero no pueden suprimirla. Menciona el ejemplo de una dama de 30 años que corría al living, se paraba frente a la mesa, llamaba a la empleada, le daba un encargo trivial y volvía a su cuarto. Freud le preguntó infinitas veces por qué hacía eso, a lo que ella contestaba que no sabía. Señala que "el esclarecimiento vino también de la manera más impensada e inobjetable, sin contribución alguna por parte del médico" 9. Un día, la paciente devino sabedora y contó el sentido de su síntoma. A pesar de que Freud no admite que dicho saber se haya producido con su colaboración; si él no hubiese estado allí escuchando, dando al síntoma su estatuto, señalando con sus preguntas que eso podría querer decir algo que la sujeto desconocía, ¿ella hubiese podido llegar a su esclarecimiento?
Sintomatizar las urgencias
"Sintomatizar" podría pensarse, concibiendo una posible diacronía del síntoma, como el primer tiempo de hacer el par con la urgencia; se trata de un momento inaugural en el que se establece el carácter enigmático del síntoma, es decir, se señala que éste quiere decir algo. Resta dar cuenta de los demás hitos del "sintomatizar" que se suceden luego de este momento inaugural; entre ellos podemos ubicar la eventual señalización de la contradicción del síntoma como satisfacción y padecimiento, cuya finalidad sería la implicación del sujeto en su goce.
Sin embargo, podemos preguntarnos si a la hora de "sintomatizar las urgencias" basta con ese primer momento solamente, que consistiría en establecer el encuentro entre un analista que señala que eso quiere decir algo y el consentimiento del sujeto a ese "querer decir", incluso sin llegar a saber de qué se trata eso. Luego se verá qué hacer con este primer tiempo del síntoma, adónde llevarlo para continuar con la tarea.
- Título del Seminario Anual del año 2025.
- Miller, J.-A., El síntoma charlatán, Buenos Aires, Paidós, 1998, p. 2.
- Lacan, J., Seminario 12, Problemas cruciales del psicoanálisis, Clase del 5 de mayo de 1965, inédito.
- Miller, J.-A.,"Seminario de Barcelona sobre Die Wege der Symptombuildung", diciembre de 1996, disponible online en: https://freudiana.com/sobre-die-wege-der-symptombildung/
- Se trata de la Conferencia 23, "El camino de la formación de síntoma"; y de la Conferencia 17, "El sentido de los síntomas", Conferencias de introducción al psicoanálisis (Parte III) (1916-1917), en Obras completas, t. XVI, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1991.
- Freud, S., Conferencia 17, "El sentido de los síntomas", op. cit.
- Miller distingue el síntoma como metáfora del sujeto, del síntoma como metáfora del Otro. La fobia, el miedo a los caballos más que un nombre del sujeto es una metáfora del Otro. Podría pensarse esto último en relación al desciframiento que propone Freud de la fobia como un modo de resolver la ambivalencia que Juanito siente respecto a su padre.
- Freud, S., Conferencia 23, "El camino de la formación de síntoma", op. cit., p. 237.
- Ibíd., pág. 239.